Luego de meses de silencio, la ex vice presidenta participó de reuniones internas de Pro, que se reorganizó con comisiones internas que equilibraron las fuerzas entre «halcones» y «palomas».
Por Jaime Rosemberg para La Nación.
Todo se está acomodando», definen con satisfacción cerca del ex presidente Mauricio Macri, y se refieren a la mezcla de tregua y promesa de trabajo conjunto con Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal «se está cumpliendo en el terreno» partidario. Un partido al que están «volviendo» figuras que bajaron a cero su perfil público luego de la derrota de octubre, como la ex vicepresidenta Gabriela Michetti.
El fortalecimiento de comisiones internas con participación de todos los sectores del macrismo es una muestra, según aseguran fuentes partidarias, de que el cimbronazo que significó el comunicado de Juntos por el Cambio luego de la muerte del ex secretario de Cristina Kirchner, Fabián Gutiérrez, sirvió para «acordar pautas de convivencia y una hoja de ruta» duraderas. «Necesitamos acordar primero nosotros, para después fortalecer nuestros vínculos con la UCR y la CC-ARI», admitieron desde el Consejo Nacional partidario.
A las mesas, ideadas por la titular partidaria Patricia Bullrich y con nombres previsibles (comunicación, nuevos candidatos y territorio, por caso) se suma la mesa de «ideas», destinada a diseñar el rumbo ideológico de Pro, a la que se sumó la exvicepresidenta. Michetti había elegido el silencio tras dejar la Casa Rosada, hace más de siete meses. «Volvió, sí, por ahora de manera acotada», reconoció otro miembro de la mesa de ideas, que integran además las diputadas nacionales Carmen Polledo y Camila Crescimbeni; los senadores Esteban Bullrich y Alfredo De Angeli, más Karina Spalla, entre otros.
Dos reuniones vía zoom fueron el puntapié inicial de la comisión de la que participó, que tiene como ambiciosos objetivos definir «a qué sectores representamos» y eventualmente ampliar la base de representación del partido que volvió al llano nacional en diciembre. «Tenemos que ser un partido de clase media, pero no sólo eso, porque nos queda afuera el 50 por ciento de los argentinos», opinaron desde el sector «aperturista», que tiene como «aliados» extra-comisión a los intendentes bonaerenses de Pro, Jorge Macri (Vicente López)y Néstor Grindetti (Lanús).
De antigua y buena relación con la expresidenta del Senado, y ubicados en el sector de los «halcones» que lidera Bullrich (de interrelación permanente con Macri), Silvana Giúdici y Eduardo Amadeo fueron «vehículos» para el regreso de Michetti, quien ya había bajado de manera directa su exposición pública desde que Macri eligiera a Miguel Angel Pichetto como compañero de fórmula para intentar su reelección. Un llamado telefónico de Bullrich a Michetti-que está cumpliendo la cuarentena en Laprida, su ciudad natal-terminó de viabilizar su reincorporación.
«No sólo Gabriela, muchos otros van a empezar a trabajar de nuevo», afirmaron muy cerca del expresidente, quien prevé al menos una semana más de silencio público luego de su visita a Paraguay y la entrevista con el periodista peruano Alvaro Vargas Llosa. Detrás del escenario, y como contó LA NACIÓN, Marcos Peña es otro de los dirigentes de la primera línea macrista que retomaron contactos y «colaboran en el día a día» de cara a la nueva etapa.
«Macri no espera un reconocimiento de su partido, está discutiendo su lugar en la coalición», responde un ex funcionario que comparte la cotidianeidad del ex mandatario, en referencia a un supuesto «pedido de reconocimiento» por parte del sector dialoguista. «Mauricio ya aceptó que esta etapa es de mayor horizontalidad, pero espera a cambio una mayor defensa personal y de su gestión por parte de Horacio y María Eugenia», matiza otro referente partidario de buen vínculo con Peña y Rodríguez Larreta. «Necesitamos a Mauricio adentro, nos sume lo que nos sume», tercia otro dirigente, enrolado en el larretismo.
Aquel almuerzo entre el ex jefe de gabinete y el actual jefe de gobierno porteño, coinciden diversas fuentes, fue el puntapié inicial para recuperar el diálogo y ordenar las mesas de trabajo, que se complementan con la mesa ejecutiva que se creó luego de la polémica por el comunicado sobre Gutiérrez.
Ambos sectores comparten la preocupación por la eventual suspensión de las PASO, que privaría al partido-y a la coalición toda- de la «herramienta principal» para dirimir sus diferencias de cara a los próximos comicios. «La pandemia demoró todo, pero nos estamos ordenando», afirmó un ex funcionario leal a Macri, en relación a las tensiones de un partido que busca reforzar su «centralidad» dentro de la coalición opositora.